Son los 24 kilómetros de distancia que separan a Florida y Quillón -comunas de la Región del Biobío y Ñuble, respectivamente- que ahora están unidas por una conducción soterrada de 24 kilómetros de Essbio, que tiene por objetivo dar robustez hídrica y aportar al desarrollo futuro de ambas localidades, mejorando la calidad de vida de sus habitantes.
Se trata de la primera obra interregional de la compañía y una de las infraestructuras sanitarias más importantes ejecutadas en los últimos años, con miras a anticiparse a los desafíos del cambio climático. Esto porque, además de la interconexión, el proyectó incluyó una captación de agua desde el río Itata; la construcción de dos plantas elevadoras; una planta de tratamiento de agua potable y un nuevo estanque de regulación, totalizando una inversión de más de $8.000 millones que beneficia a más de 20.000 personas.
Durante la inauguración -que se realizó en la nueva planta de agua potable de Quillón, con la presencia de autoridades comunales y regionales-, el alcalde de Florida, Jorge Roa, expresó que “este es un tremendo logro que se veía a muy largo plazo, que va a significar que para los próximos 30 años no vamos a tener problemas de abastecimiento de agua, y eso es un motivo de felicidad para las familias que viven en la comuna”.
Por su parte, el gerente general de Essbio, Cristian Vergara, destacó que “esta es una obra emblemática que responde al desafío de garantizar la disponibilidad del recurso hídrico con una mirada de largo plazo y que se hace cargo de aportar al bienestar de las personas y al progreso de las localidades que servimos”.
Además resaltó que un denominador común que caracterizó la ejecución del proyecto fue la asociatividad. “Uno de los principales valores de esta iniciativa es el trabajo colaborativo con otros actores que, al igual que nosotros, entienden que el mejor camino para enfrentar el cambio climático es abordándolo desde la asociatividad, de manera de contribuir juntos a este desafío país”, planteó.
Y esto porque en 2017, cuando surgió el proyecto, se acordó con la empresa Arauco la cesión de sus derechos de agua desde el río Itata, permitiendo a Essbio asegurar la disponibilidad del recurso hídrico en el mediano y largo plazo para ambas comunas. Esto se complementó con un trabajo participativo, en el que la sanitaria involucró desde el primer momento a la comunidad, informando de los alcances de la construcción y sus beneficios.
La iniciativa, además, trajo consigo la entrega de factibilidad de agua potable para diversos proyectos, ayudando a que muchas familias pudieran concretar su anhelo habitacional.
Desde que se puso la primera piedra de esta mega obra de ingeniería, en 2021, se debieron enfrentar una serie de desafíos: conectar comunas de dos regiones; cruzar seis puentes para la construcción del ducto de 24 kilómetros en tiempo récord; sortear las crecidas del río Itata y desarrollar los trabajos en período de pandemia. Aun así la ejecución del proyecto se logró en los tiempos definidos, generando más de 1000 empleos directos e indirectos.
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